El desfile de Gucci para el otoño/invierno 2017 es un viaje entre sueño y realidad, entre jardines salvajes poblados por plantas y animales y laboratorios de alquimistas antiguos.
Alessandro Michele, para su primera colección mixta, en el que hombre desfila al lado de la mujer, procede por contradicciones, contrastes, ambivalencias para hacer dualismos en vivo más arraigados y la búsqueda de un diálogo casi imposible entre los múltiples aspectos de una multitud de identidades. El Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, se convierte así en el símbolo icónico de la colección, principio y fin de todo, pero también la forma perfecta que crea y destruye el pensamiento dualista rígido sobre la base de los opuestos. Saltamontes, escarabajos, tigres y lobos coexisten con las águilas de oro, lagartijas, mariposas y amapolas en los vestidos de volantes, el traje de seda de la camisa de fuerza, en pantalones anchos y faldas de sabor gitano formando un armario perfecto caleidoscópico.
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